Introducción
Comenzar en el shibari puede ser tan emocionante como intimidante. Los nudos, la técnica y la responsabilidad con otra persona exigen práctica y conocimiento. Estos son los errores más habituales de quienes se inician y las mejores formas de prevenirlos.
1. Elegir cuerdas inadecuadas
Problema: utilizar algodón o cuerdas sintéticas con poco agarre o que aprietan de forma peligrosa.
Solución: empieza con yute o cáñamo de 5 mm, bien acondicionado. Aporta fricción suficiente y es más fácil de desatar sin que los nudos se endurezcan.
2. Omitir las tijeras de seguridad
Problema: no contar con una herramienta de corte rápido en caso de urgencia.
Solución: ten siempre tijeras de rescate o cizallas de trauma al alcance de la mano y practica cortarlas sobre cuerda de descarte para familiarizarte con su uso.
3. Apretar demasiado las cuerdas
Problema: tensar los nudos hasta comprometer la circulación o los nervios.
Solución: deja espacio para introducir un dedo entre la cuerda y la piel en zonas sensibles. Ajusta la tensión gradualmente y revisa color, temperatura y sensibilidad de la piel durante toda la sesión.
4. Falta de comunicación clara
Problema: no establecer palabras clave, gestos o chequeos regulares.
Solución: acuerda un sistema de señales (por ejemplo, amarillo para pausa, rojo para desatar) y conversa antes, durante y después de la práctica. Haz preguntas abiertas: “¿Cómo se sienten tus manos?”, “¿Algún hormigueo?”.
5. Intentar suspensiones demasiado pronto
Problema: pasar a suspender a alguien sin dominar fricciones básicas y anatomía.
Solución: domina primero los nudos en suelo, comprende puntos de anclaje seguros, y busca instrucción experta antes de elevar a una persona en el aire.
6. Descuidar el cuidado de las cuerdas
Problema: usar cuerdas sucias, ásperas o dañadas que puedan romperse.
Solución: lava, seca y acondiciona las cuerdas de yute o cáñamo; revisa desgaste y fibras rotas; corta puntas sueltas; guarda en lugar fresco y seco.
7. Falta de formación estructurada
Problema: aprender solo a partir de imágenes sin entender anatomía, riesgo nervioso o técnicas de descompresión.
Solución: invierte en talleres presenciales, tutoriales de fuentes confiables y material didáctico que cubra anatomía, seguridad y ética.
8. Improvisar sin plan ni práctica
Problema: copiar patrones complejos sin haberlos practicado previamente sobre objetos o en uno mismo.
Solución: practica cada nudo individualmente, luego prueba secuencias en almohadas o maniquíes antes de aplicarlas sobre otra persona.
Conclusión
Evitar estos errores significa proteger la seguridad física y emocional de ambas partes. Con buen equipo, comunicación constante y aprendizaje progresivo, el shibari se convierte en una experiencia enriquecedora, estética y segura para todos los involucrados.