Introducción
En el shibari, antes de tocar una cuerda, hay algo aún más importante: la conversación. Esta práctica solo es posible cuando existe acuerdo, confianza y cuidado mutuo. El consentimiento no es un detalle: es el corazón de todo.
¿Qué es el consentimiento en shibari?
Consentir significa que ambas personas (quien ata y quien es atado) están de acuerdo con lo que va a ocurrir, lo entienden y lo desean. No es un «sí» único y estático: es un diálogo continuo antes, durante y después de la sesión. También incluye el derecho a cambiar de opinión en cualquier momento.
Seguridad básica para principiantes
- Tener siempre tijeras de seguridad al alcance por si hay que cortar rápido.
- Evitar atar el cuello cuando se está empezando.
- No presionar zonas con nervios delicados, como la parte interior de los brazos.
- Hacer pausas frecuentes para comprobar sensaciones y circulación.
- Nunca dejar a una persona atada sin supervisión.
Comunicación: más importante que los nudos
Quienes practican shibari hablan antes, durante y después de la sesión. Se acuerdan límites, se comentan sensaciones y se da espacio para expresar miedos, curiosidades o incomodidades. Algunas parejas utilizan palabras clave o gestos para pausar o interrumpir si algo no se siente bien. Estas herramientas refuerzan la confianza y hacen la experiencia más rica.
El cuidado es mutuo
Quien ata tiene la responsabilidad de cuidar a la persona atada, pero también quien es atado debe conocerse y expresar lo que siente. Nadie tiene que soportar nada por no “romper el momento”. Practicar con seguridad no le quita magia al shibari: le da profundidad.
Conclusión
Lo más valioso del shibari no son las cuerdas sino la experiencia humana que se construye a través de ellas. Consentimiento, seguridad y comunicación son los pilares que convierten cada sesión en un espacio de confianza, exploración y belleza compartida.